viernes, 14 de febrero de 2014

Manos hábiles trabajan arduamente para calzar a danzarines del Carnaval

Diablos, chinas supay, diablesas, figuras morenas, morenos, achachis y caporales, confían en las manos hábiles de los artesanos boticeros, que son los especialistas en dar la forma adecuada a las botas que son utilizadas en el Carnaval de Oruro, calzando a cientos de danzarines cada año durante esta festividad.

El dueño del taller "Creaciones Quirquincho", Amílcar Pozo Miranda, con más de 40 años de experiencia en la elaboración de botas, manifestó que tiene el orgullo de calzar a varias generaciones de danzarines de diversas fraternidades, que con el transcurrir del tiempo han innovado en estilos, pero manteniendo las tradiciones.

Explica que durante los últimos años, son varios zapateros de todo el país que imitaron e imitan el estilo que ha innovado, particularmente en la elaboración de las botas para las figuras de las morenadas, siendo el único que garantiza su trabajo para hacer plataformas de 10 a 20 centímetros, que no incomoda a las danzarinas, por lo que requirieron su habilidad en festividades, como Urkupiña y Ch’utillos.

Actualmente es el boticero más antiguo de la tradicional calle La Paz, pero recuerda con gran cariño el legado que dejaron los hermanos Gamboa, rememorando haber elaborado botas para personalidades destacadas de la sociedad orureña y nacional, como Julio "Kapichon" Quintanilla, recordado personaje de la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro.

Para elaborar las botas, Amílcar Pozo, trata de entender a todos los danzarines, porque él también bailó en la morenada hace algunos años atrás, teniendo en cuenta que para aguantar la peregrinación de aproximadamente 4 kilómetros, el devoto debe estar cómodo para evitar lesiones o alguna ampolla, que perjudique su desplazamiento.

"Comprendo, todos bailan sobre las botas, entonces deben ser lo más cómodo, he encontrado elementos que suavizan y alivianan la bota, por eso es que quedan contentos, aparte de eso tengo el pensamiento de que si el bailarín va a llegar ante la Virgencita del Socavón bailando feliz y tranquilo, inclusive me lo va a dar una oración para que me siga yendo bien en el trabajo", enfatizó.

Actualmente se fabrica cerca de 100 a 150 botas nuevas, pero no es el único trabajo que realiza, porque también se dedica a renovar las botas que en algún momento fueron elaboradas en su taller, donde el danzarín se da cuenta de la calidad del artesano, porque cuando van a otras ciudades a comprar el mismo elemento, al año siguiente ya no le sirve.

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