domingo, 16 de noviembre de 2014

Cuando la Diablada Artística Urus enamoró a New York

Como de costumbre salimos a dar una vuelta por Manhattan, Nueva York situado en los Estados Unidos de Norteamérica, principalmente para solazarnos por las magníficas estructuras que están en la Avenida Broadway y Séptima Avenida, como el Times Square.

Aún de día, los letreros brillan con esplendor, luces de neón, Led y variedad de colores, hacen de este sitio en único, que solo los terrícolas afortunados nacidos aquí, lo pueden observar.

Es uno de los lugares íconos de este país, por ser una zona comercial, cultural y cosmopolita, en igual grado que la Plaza Roja que está en Moscú, por ejemplo.

Caminando con mi compañero de infancia, nos acordábamos cuánto había cambiado este sitio. Pensar que la zona le pertenecía al miliciano neoyorquino John Scott, quien estuvo al mando de George Washington, el primer presidente norteamericano entre 1789 y 1797. Era un campo utilizado para el cultivo y la cría de caballos, ahora convertida en una verdadera "selva de cemento".

La zona tiene tradición periodística, porque en 1904, el famoso periódico New York Times trasladó sus oficinas a esta zona, a un edificio novísimo de la calle 42 en Longacre Square y luego a la avenida Broadway.

Aquel hecho originó que sea un centro cultural y el lugar sea bautizado como el Times Square.

Sin duda, dijimos con mi amigo de infancia, que ese hecho transformó el lugar en un centro cultural, comercial, turístico con hoteles y restaurantes de lujo. Por aquí pasearon un sinfín de personalidades, entre ellos, el mítico Charles Chaplin.



TRANSFORMACIÓN

Pero no todo fue bonito, el movimiento económico entre los años 20 del siglo pasado hacia adelante, fue motivo de convertir la zona en insegura, presa de la delincuencia, la corrupción, los juegos de azar y la prostitución.

Sin embargo, como dicen: "no hay mal que dure cien años", llegó a fines del siglo pasado el alcalde, Rudolph Giuliani quien verdaderamente transformó la zona, en una digna de este país. Literalmente diremos que "limpio" el sector de los traficantes de droga, eliminó los cines de pornografía y remodeló el barrio.

Ahora sobresalen los teatros de Broadway con sus enormes letreros, el paisaje se combina también con las gigantografías de los edificios circundantes a lo largo del Times Square. Como dijimos anteriormente, es un lugar cosmopolita, donde incluso se reúnen los superhéroes, dobles obviamente, de las grandes películas de Hollywood.

Fácilmente se puede entablar amistad con Súperman, la Mujer Maravilla, Hulk, Capitán América, Ironman y muchos otros, figuras para que los turistas se tomen una fotografía por cinco dólares.



ENCUENTRO

Ese día habíamos acordado con el compañero de infancia, ir a sacarnos fotografías con todos los superhéroes que encontremos y subirlo a nuestra colección de Instagram.

Cuando nos acercábamos a aquel lugar, visualizamos entre aquellos personajes, otros más pero desconocidos para nosotros.

Por simple analogía, deducimos que se trataba de seres que habían salido del infierno, obviamente porque tenían la vestimenta, principalmente en la cabeza de un ser diabólico. Nos quedamos perplejos por unos instantes, al igual que muchas personas que estaban ahí.

Nuestra mirada se centró en ellos, caminaban en "cámara lenta" ante nuestros ojos, como sucede en las películas, figuras dantescas pero a la vez hermosas, a medida que nos acostumbrábamos a verlos.

En sus pechos brillaban perlas, piedras de colores, bordados que nunca antes habíamos visto. Algunos llevaban unos taparrabos, que luego nos enteramos que se trataba de pollerines, también hechos con una precisión sin igual.

Su vestimenta se completaba con pelucas, guantes y pañoletas de colores celeste y blanco en un mano, en otra llevaban tiras de colores rojo, amarillo y verde.

Sus botas combinadas entre blanco y rojo, terminaba con una espuela. Su buzo celeste combinaba perfectamente con los bordes rojos de sus pechos (pecheras) y pollerines.

No estaban solos, más atrás logramos divisar a mujeres con cuerpos bellamente diabólicos. Sus cortas vestimentas invitaban a la imaginación del pecado. Nos llamaron la atención todas las piedras y apliqués pegados a su ropa, que cambiaban de tonalidad a medida que se movían, como estrellas fugaces en el firmamento.

Mi amigo y yo estábamos alucinando, porque al subir nuestras miradas, se derretían al observar sus llamativos escotes que se fundían en figuras diablo-angelicales, con cuernos y frondosas cabelleras, las convertían en seres perfectamente bellos.



ENSUEÑO

Invadidos por la timidez no sabíamos si acercarnos, nos temblaba el cuerpo. En ese ínterin, se pusieron a bailar, no había una música estridente, pero lo hacían en medio de la admiración de todos los presentes. Marcaban el ritmo el sonar de las espuelas, los cascabeles y monedas que tenían atadas a la cintura, realmente increíble.

Salían en medio de la turba diabólica ruidos estruendosos infernales, la gente y obviamente nosotros los aplaudíamos. Nos agarró el desenfreno y tratamos de imitarlos por unos instantes, aunque nos mostrábamos arrítmicos a su lado, ya que nunca antes habíamos visto semejante majestuosidad. A más del hip hop o break dance, no hallábamos los movimientos.

En medio de ese "maremágnum" de emociones nos enteramos que esos diablos habían llegado de Bolivia. No sabíamos mucho de ese país, solo estábamos enterados de sus problemas sociales y divisiones por temas políticos, pero jamás sabíamos que eran tan ricos en cultura.

Esos personajes extraños para nosotros hasta ese momento, se movían con naturalidad y una emotividad envidiable. Se notaba que sentían y apasionadamente vivían cada instante. Emoción indescriptible, hasta logramos escuchar en el interior de algunas de esas caretas, sollozos de desconcierto por lo que sucedía.

La coreografía y sus pasos nos hipnotizaron, las bellas figuras diabólicas con el movimiento de su cintura realmente nos cautivaron y fuimos presa de sus encantos carnales.



ORURO

También vimos flamear la bandera de su país, algunos hombres de civil gritaban con orgullo el nombre de su país. Quedamos convencidos que Bolivia no sólo era conflicto, sino tienen escondido un legado, un tesoro, imaginamos ambicionados por otros países del mundo.

Fueron minutos inolvidables que jamás los borraremos de nuestro corazón, por ver algo único y espectacular. En lo mejor de nuestra emoción llegaron los policías a detener el desenfreno del averno. Indicaron que estaba prohibido ese tipo de manifestaciones.

Lamentamos algunas prohibiciones, pero sin duda, nadie nos quitará lo vivido. Ellos se quedaron unos minutos más y la gente que ocasionalmente estaba por el lugar y presenció ese lindo espectáculo, como una avalancha se fueron contra ellos, querían tocarlos y tomarse unas fotografías.

No nos quedamos atrás, hicimos lo mismo y nos enamoramos de esa cultura tan maravillosa. Por suerte hablamos algo de español y nos enteramos que esos personajes eran del Carnaval de Oruro, era la Diablada Artística Urus que había cautivado con su ensueño al Times Square de New York.

Dialogamos con ellos y denotaban un carisma peculiar del amable latino, nos dieron sus caretas para agarrarlas y sacarnos unas fotos, asimismo nos invitaron a visitar su país y a presenciar su Carnaval, nominado por la Unesco, como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

No fuimos los únicos en fotografiarnos con ellos, los superhéroes también lo hicieron, como dicen el cazador fue cazado.

Con mi amigo "saltamos de una pata" y esa tarde fue una de las mejores de nuestras vidas, por conocer algo distinto y que nunca antes habíamos visto. Transmitían una energía que hacía que nos vayamos con ellos, pero prometimos un día no muy lejano estar en su país y visitar su Carnaval, que nos dijeron, es el mejor del mundo.

Nota.- Historia basada en las entrevistas a Eddy Mercado (residente boliviano en Virginia-EE.UU.) y Martín Riveros (integrante de la Diablada Artística Urus).

El conjunto folklórico boliviano viajó a New York en octubre de 2014 para participar del Festival Hispano en la 5ta. Avenida

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