lunes, 16 de enero de 2017

HISTORIA DEL ORIGEN DE LA DIABLADA

La danza de la diablada de Oruro se remonta a la época de los urus, pueblo anterior a los incas y aymaras, que adoraba al dios Huari con un ritual coreográfico representado por la vicuña, ciervo andino o guanaco, en mascaras y vestimentas, esta danza se denominaba "llama llama" (en veneración a los animales que eran su sustento). De acuerdo a crónicas españolas, se presentaba con niños cargando a otros y dando brincos. El personaje principal representa al "tiw" y otro que representa al "hombre" Uru. Testimonio de este culto es el resto arqueológico denominado "Estela Tunupa" o "Estela Tiw" donde, en la parte inferior vemos una figura zoomorfa (el Tiw) y en la parte superior un rostro humano. Este es, sin duda, el vestigio más antiguo de la "Diablada".
Fue la cruz católica la que motivó la simbiosis del antiguo danzarín uru hasta resultar, tras un largo y complejo proceso de evolución, en el diablo occidental que ingreso en la mentalidad de los nativos durante la colonia.
La explotación de la plata en la serranía orureña condicionó a los mitayos para que ingresen al fondo de las minas y, al hacerse éste su modo de vida por varias generaciones, nació la imagen del protector y dueño de las riquezas del subsuelo: el Tio de la mina (tiw), que años después, tras la aparición de la Virgen del Socavón –según cuenta la leyenda- dió paso a una fusión cultural y de imaginario que predominó en la mayoría de los pobladores de la región, ya no solo los urus y otros originarios.
Así nació la danza de los diablos, como remembranza al dios protector de las profundidades y como autentica manifestación de gratitud a la Madre Tierra, poco a poco identificada y personificada en la Virgen del Socavón, cuya devoción estimuló rituales artístico-religiosos que partieron del “relato de los siete pecados capitales” hasta materializarse en una rica conjunción de danza, indumentaria, música y personajes: LA DIABLADA ORUREÑA.
Como la diablada surgió de la dramatización del “relato de los siete pecados capitales”, que a la vez fue un intento por evangelizar a la comunidad, sus protagonistas reflejan esa escena bíblica y los sincretismos originarios y regionales.
Estos son: el arcángel Miguel, Lucifer (rey del averno), Satanás, la China Supay, y la legión de diablos mas tarde aparecieron personajes como el Oso Jukumari y el condor: que enriquecieron la danza por su intima relación con la mitología Uru. Posteriormente aparecen las diablesas, chinas doble cara y virtudes.

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