lunes, 19 de mayo de 2014

El Carnaval de Oruro Patrimonio Intangible de la Humanidad

Hablar del Carnaval de Oruro, reviste una gran importancia por el 13 aniversario de declaratoria como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad", que se cumplió este 18 de mayo, un hecho que tiene sus raíces en lo ancestral de nuestras culturas antiguas y que en el devenir del tiempo con el coloniaje adquiere una característica muy particular de mezclarse lo ancestral y la fe católica, desembocando en la peregrinación del Sábado de Carnaval en Devoción a la Virgen del Socavón.

Pero que a la fecha parecería que no acabamos de entender su gran significado y la magnitud que representa el haber sido proclamados patrimonio inmaterial, no solo para Oruro sino para Bolivia, ya que en vez de fortalecerlo, promoverlo y difundirlo como corresponde, a la fecha no se lo hace, a veces por intereses personales mezquinos, otras por intereses regionales que también persiguen ser declarados patrimonio y por el desconocimiento de los 6 criterios definidos por el reglamento que utilizó la Unesco para proclamar patrimonio inmaterial al Carnaval de Oruro en mayo de 2001 y la Cosmovisión Andina Kallawaya, en 2003, de nuestro país, apareciendo como tal en el listado oficial de proclamaciones de la Unesco entre 90 declaratorias, comprendido entre los años 2001, 2003 y 2005, además cabe puntualizar lo siguiente: como carnaval solo existen 2 proclamaciones la que corresponde a Bolivia y la segunda al Carnaval de Barranquilla (Colombia), pero que tiene otro significado, por lo tanto debería ser un orgullo para todos los bolivianos que de una u otra manera participan en el Carnaval de Oruro.

Para refrendar la importancia de ser Patrimonio nos remitimos a las conclusiones del "X Encuentro para la Promoción y Difusión del Patrimonio Inmaterial de Países Iberoamericanos" en noviembre de 2009, efectuado en Lima Perú, donde participó Fernando Cajías en representación de Bolivia como conferencista, con un eje temático de "Relaciones sociales e identidad en fiestas urbano-mestizas de la región andina de Bolivia", con algunas imprecisiones sobre el Carnaval de Oruro y en un buen porcentaje de su participación habla de la Fiesta del Gran Poder de La Paz, valorable manifestación folklórica y cultural de nuestro país, pero si interpretamos literalmente el motivo del encuentro habla de patrimonios inmateriales; sin desmerecer su calidad profesional y participación, pero pensamos que la promoción y difusión se lo debe hacer con representantes totalmente involucrados en el Carnaval de Oruro cuando se convoque a tratar estos temas, sin menoscabar a investigadores y estudiosos relacionados con dichos temas.

Entre las conclusiones vale analizar e interpretar lo siguiente: que la patrimonialización de hechos culturales como el nuestro no es de ninguna manera un hecho casual o a simple petición de alguna persona o institución, por eso en uno de sus acápites dice: "coincidieron en una serie de elementos festivos y rituales relacionados con la iniciación o el cierre de ciclos, que de alguna manera comparten un mismo esquema: alborada, encuentro, desarrollo, despedida, desde donde se desprenden las primeras preguntas: ¿Qué es entonces lo que se quiere patrimonializar? ¿Qué es lo que se recupera de una fiesta que trasciende las fronteras? ¿A quién le pertenece el ritual? ¿Cuál es en definitiva la comunidad propietaria de dicho bien inmaterial?"

"Al respecto de esta discusión se señaló una serie de ingenuidades en las que pueden incurrir los diferentes actores involucrados en el proceso de patrimonializar las fiestas: en primer lugar están los comerciantes, tal vez son los que con menos ingenuidad se presentan en este escenario, pues tienen claro que en una fiesta hay rentabilidad. Los Estados, por su parte, no son neutrales, tienen gobiernos partidistas detrás y ejercen relaciones de poder en el proceso de seleccionar lo patrimonializable. Los investigadores pueden engañarse poniendo una carga de romanticismo en el hecho de pensar que todo bien cultural en sí mismo es posible de patrimonializar.

La Unesco igual podría pecar de ingenua si piensa que "declarar" significa proteger, como si el bien cultural se pudiera paralizar. Y finalmente, las comunidades pueden engañarse creyendo que obtienen protección cuando se patrimonializan definitivamente, la patrimonialización no es lineal, es dinámica, reviste conflicto y requiere atención. No es posible quedarse sólo en el formalismo jurídico, otras cosas de fondo cobran relevancia".

Por otra parte también nos referiremos a La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que al margen de otras consideraciones y obligaciones de los estados signatarios en su parte introductoria a cargo de Fernando Brugman (Coordinador del Programa de Cultura de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Unesco) indica que: "Los Estados podrían adoptar una política general destinada a promover el patrimonio cultural inmaterial e integrar sus medidas de salvaguardia en programas de planificación, o designar a órganos competentes en la esfera del patrimonio cultural inmaterial y fomentar la realización de estudios científicos, técnicos y artísticos".

Otro aspecto que nos parece importante es cuando se habla de Los inventarios y los derechos colectivos que a la letra dice: "Para mantenerse en vida, el patrimonio cultural inmaterial debe ser pertinente para su comunidad, recrearse continuamente y transmitirse de una generación a la siguiente. Se corre el riesgo de que ciertos elementos del patrimonio cultural inmaterial mueran o desaparezcan, pero salvaguardar no significa fijar o congelar este patrimonio en alguna forma pura o esencial. Salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial implica transferir conocimientos, técnicas y significados. La Convención hace hincapié en la transmisión o comunicación del patrimonio de generación en generación, no en la producción de manifestaciones concretas como danzas, canciones, instrumentos musicales o artículos de artesanía. Así pues, en gran medida toda acción de salvaguardia consistirá en reforzar las diversas y variadas circunstancias, materiales o inmateriales, que son necesarias para la continua evolución e interpretación del patrimonio cultural inmaterial, así como para su transmisión a las generaciones futuras". Además hace conocer que "en 2006 se crea el Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (Crespial), que es el primer centro de categoría 2 cuyo objetivo es contribuir a la ejecución del programa de patrimonio inmaterial. El Crespial tiene su sede en la ciudad de Cusco (Perú)". Y el 20 de abril de 2006, con la entrada en vigor de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, se abrió una nueva etapa en la historia de la acción de la Unesco para la preservación del patrimonio cultural inmaterial, y por ende para la protección de la diversidad cultural y la creatividad humana".

Por todas estas consideraciones, y seguramente que hay otras, estamos seguros que adquiere mayor valor el título alcanzado por el Carnaval de Oruro de Patrimonio Inmaterial, más allá de la tragedia que ocurrió, que no debía suceder en pleno sábado de Carnaval, trascenderá en el tiempo y la fama que alcanzó quedará intacta a despecho de algunos que se dieron a la tarea de defenestrarla y no solo es nuestro Carnaval con el título de Patrimonio, estoy seguro de que todos los bolivianos estamos orgullosos de la diversidad de expresiones culturales que existen en nuestro país y una de ellas es el Carnaval de Oruro solo parangonado con otros carnavales famosos como el de Venecia (Italia), Río de Janeiro (Brasil).

Pero hay algo que no puedo dejar de mencionar, es que sin conocer e informarse a cabalidad sobre el Carnaval de Oruro, sus orígenes, sus connotaciones y la gran trascendencia nacional e internacional, que alcanza a través de muchos años, que repercute en la declaración de "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" por la Unesco, no permite efectuar opiniones acertadas.

Es por eso que después de aquel fatídico sábado de Carnaval de Oruro 2014, muchas personas de pronto descubrieron todos los males que supuestamente rodean a dicho acontecimiento y se dedicaron a criticar, cuando antes del trágico suceso no le prestaban atención y no me parece justo por mucha razón que tengan encontrar algunas opiniones que respeto, pero como orureño no puedo callar sobre calificativos vertidos tanto en redes sociales, así como de columnistas, con alusiones de chauvinismo, falsos patrioteros o de cultura atrasada y otros adjetivos, claro cada quien ve las cosas con el color de cristal que prefiere, por lo tanto es fácil justificar hechos y actitudes que van a favor o en contra de alguna persona en particular o de toda una sociedad; por otra parte, es fácil criticar y encontrar un sinfín de adjetivos que justifican la defensa de alguien en particular que seguramente vive de sus dibujos pero de seguro no se sentirá muy cómodo al haber herido y denostado a todo un pueblo.

Entonces de ninguna manera vamos a justificar una tragedia, que puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo, al contrario, como seres humanos reaccionaremos ante el dolor y la pérdida de un ser querido buscando la explicación del porqué de lo acontecido, pero no somos quiénes para juzgar y sentenciar a nadie en particular o a todo un pueblo, más aún satirizando una desgracia humana, como haciendo ver que somos indolentes y no tenemos alma y corazón para sentir el dolor ajeno, y si queremos satirizar algún hecho o actitud lo hagamos con todos y no seamos complacientes como alguien también opina de esta manera y que más allá de todo lo criticado y defendido mientras haya un devoto-danzante el Carnaval de Oruro no perderá su esencia.

Para finalizar, nuestro reconocimiento a todos los Conjuntos Folklóricos, artesanos, músicos y personajes que hicieron posible la declaratoria de Patrimonio de nuestro gran antruejo en honor de la Virgen del Socavón y, en particular a la Fraternidad Artística y Cultural "La Diablada", que fue la primera Institución del Carnaval de Oruro en bailar y demostrar la Danza de la Diablada a todo el mundo, en especial por haber bailado por primera vez en el Teatro de la Unesco en París, Francia el año 1980, al margen de otros aportes significativos para fortalecer el título de Patrimonio.

BIBLIOGRAFÍA

UNESCO – Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, 2006

UNESCO – Fiestas y Rituales «Memorias X Encuentro», 2009

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